La Paloma de la Paz (Bakearen Usoa) es un monumento que simboliza el compromiso de San Sebastián con la paz, la libertad y la convivencia.

Si has paseado por la playa de la Zurriola, habrás visto una enorme estructura blanca con forma de paloma (9 metros de envergadura). Es una escultura de estilo abstracto y figurista de que esconde algunas curiosidades:
Se inauguró el 20 de diciembre del 1988 (víspera de Santo Tomás) con una gran fiesta por la paz.
La paloma viajera: La escultura se ha trasladado hasta en 3 ocasiones:
El primer enclave (1988-1993) fue a orillas del mar, detrás de lo que es hoy el Kursaal, en lo que es hoy la Plaza de la Enfermería.


En 1993 se trasladó a Plaza del Aita (junto al estadio de Anoeta), para hacer el espigón de la ampliación de la playa de Zurriola y levantar el Kursaal.

Desde abril de 2015 hasta la actualidad, se encuentra otra vez junto al mar, en la esplanada de Sagües, al final del paseo de la Zurriola. Así se cumple el deseo del artista, «su ‘Paloma’ quedará otra vez mirando al mar y transmitirá el mensaje de la obra a favor de la convivencia y la paz»
El autor es el escultor vasco Nestor Basterretxea Arzadun, uno de los componentes más relevantes de Las Escuela Vasca de Escultura junto a Chillida, Oteiza e Ibarola. Basterretxea nació en Bermeo en 1924 y murió en Hondarribia 90 años después.

La obra fue encargada por el ayuntamiento con un coste de 10 millones de pesetas.
Las dimensiones son descomunales: 7 metros de alto y 9 metros de ancho con un total de 4 toneladas de peso. El material es acero corten recubierto de poliéster blanco.
Las estructura formada con láminas de acero está diseñada para resistir a la erosión y a los fuertes embistes del viento y las tormentas del litoral donostiarra. Lo que simboliza la durabilidad. El color blanco simboliza la pureza de la libertad.
El objetivo original de la obra era darle importancia a la Paz y la Convivencia en Donosti, y en la sociedad vasca. Recordemos que la obra se diseñó al final de la década de los 80, cuando odio y el miedo se apoderaba de Euskadi.
Junto a las obras de Jorge Oteiza (Construcción vacía) y Eduardo Chillida (Peine del Viento) forman «el eje de trabajos escultóricos situados delante del mar» según el propio Consistorio donostiarra. Todos ellos componentes de la llamada Escuela Vasca de Escultura.
Maia
Muy interesante!! no sabía lo de la antigua ubicación 🙂
Alberto L.
Gracias!
Nacho
Genial!
Todas las veces que he pasado por ahí y no conocía estas cosas…
Gracias